24-04-2025
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1. Cambia los carbohidratos refinados por integrales:

Los hidratos de carbono son necesarios en nuestra alimentación, pero es importante el cómo los consumimos. Los integrales proporcionan más fibra, lo que ayuda a mejorar la digestión y a mantener la energía durante el día.

2. Agregar más vegetales:

Incluye una proporción extra como zanahorias, tomate, calabacín…Por ejemplo; lasaña con carne y verdura picada, con la sopa, con los macarrones… Casi no lo notarás, y ayudará en la salud de tu corazón, regula el sistema digestivo y ayuda a todo el organismo de manera general.

3. Consume grasas saludables:

Emplear aceite de oliva extra virgen, aguacate, frutos secos… Reducen el colesterol malo (LDL) y aumentan el bueno (HDL), mejoran el control de los niveles de glucosa sanguínea, disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades del corazón entre muchas otras funciones beneficiosas.

4. Reducir consumo de azúcar:

Reemplazar refrescos azucarados por agua, té, infusiones, leche, café…

Si quiere endulzar algunas preparaciones, puede optar por añadir miel pura, canela, dátiles… (más sano, nutritivo y natural que el azúcar refinado). Contribuye a un mejor control de peso, menor riesgo de enfermedades metabólicas y mejor salud dental.

5. Hidrátate correctamente:

Bebe agua antes y durante las comidas. Mejora la digestión, la piel, la energía general y también el control del apetito.

Reflexión final: Pequeños cambios como los que mencionamos pueden tener un gran impacto en la salud a largo plazo. No se trata de una transformación radical de un día a otro, sino incorporar pequeños hábitos que, con el tiempo, mejorarán tu bienestar general.